top of page
  • Foto del escritorLIDIA FAR

Sobre el ser verdadero y falso

Donald W. Winnicott, en 1965  describe al falso self (medio de no ser una misma [1]) como una distorsión del desarrollo cognitivo, que consiste en desarrollar desde la infancia una existencia adaptativa y ajena al ello, con el fin de proteger, por medio de una organización defensiva, al verdadero self: aquél que sería propio del niño/a que ha desarrollado sin frustración su gesto espontáneo y su capacidad creativa, que ha tenido un desarrollo ontogénico y saludable. Relaciona al verdadero self con la capacidad de crear, en la línea de formulación de Guilford [2] (1950), psicólogo cognitivo norteamericano.


Éste formula la existencia del pensamiento divergente y lo vincula directamente con la creatividad: Se caracteriza esencialmente por la búsqueda de respuestas diversas, de alternativas para resolver un problema. Se despliega en múltiples direcciones, busca desde diferentes perspectivas, utiliza distintos enfoques y conocimientos posibles a partir de unas aptitudes flexibles, diversas, espontáneas.


El falso self se establece inicialmente como real, es aquél que enseñamos al mundo y está totalmente activo de cara a los observadores, pero comienza a fallar en las relaciones de mayor intimidad (trabajo, pareja, familia…), desprotegiendo la vida en secreto del verdadero self y desembocando en síntomas. Se edifica sobre identificaciones en el desarrollo del proceso de simbolización, para encontrar un lugar en la sociedad, que no podría mantenerse desde su estado de debilidad.


Son muchos factores los que lo constituyen, pero es fundamental que el niño/a en sus primeros años de vida, pueda poseer el estado de omnipotencia, de máximo egoísmo y dependencia. El YO de la madre sujeta al YO débil del/la hijo/a. Cuando esto no ocurre, la madre no le concede la capacidad de arraigar fuerte, sustituyendo la protección de su YO por la cobertura de su propia necesidad y convirtiéndole en objeto de su deseo.


Entenderemos entonces el desarrollo de la capacidad simbólica como un proceso interno que acontece desde los primeros instantes de la vida y que es el resultado de la elaboración y metabolización de la experiencia emocional, en función del vínculo madre-bebé. En el verdadero self, es el trazo el que inventa caminos. En el falso, el trazo sigue el camino de otras, y tropieza…


El niño/a acepta las demandas del entorno, satisface las carencias de la madre, que no es capaz de atender a su verdadera necesidad. Desea ser como la madre, actúa “como es debido”. Sabemos que no se debe si no se ha aceptado un préstamo previamente: en la cultura judeo-cristiana, ya nacemos con la deuda y el pago será ad vitam. Irrumpe estrepitosamente en el proceso de simbolización, de modo que la sensorialidad es traducida en un código mental verdadero, pero pasado el filtro, es expresada en uno falso. La niña asume en ese período el papel de protectora de la madre y el niño asume el papel de protector del padre, en una clara diferenciación de roles de género.


Jaques Lacan, psicoanalista postestructuralista, refiere a la sanción del código como consecuencia de la necesidad primaria y primitiva del OBJETO A, siendo éste los padres durante la infancia, o aquello hacia donde todo sujeto mira, vacío por definición al ser una promesa de felicidad idealizada. Esta mirada al vacío, constituye una identidad dentro de una ficción, donde el YO es una construcción ficticia a efectos performativos, pero que no deja de ser la identidad que permite que me reconozcan. El ego especular [3] será por tanto siempre una ficción, manteniendo en todo momento alejado lo que necesito de lo que busco, y por tanto cohesionado ortopédicamente y susceptible de ser desmontado (Derrida). Para Lacan, la madre será configuradora del imago corporal del niño, constituyéndose por tanto el YO en UN OTRO, equiparable a mi entender a la idea de Winnicott: la censura del inconsciente disgrega al significado del goce.


Visto así y como consecuencia de la anteposición del significante al significado, justo al revés del concepto lingüístico de F. de Saussure [4] , no hay YO autónomo: en la primera infancia ya se adopta el falso self de la madre y se interioriza, formando parte de un nuevo falso self que deviene de un primero, del OBJETO A.


François Dolto, psicoanalista que dedica su vida al estudio del desarrollo cognitivo en la infancia, refiere a la función adaptativa y necesaria de esta cobertura, ligada a la frustración. La castración, en un sentido psicoanalítico, para ella suponía la adquisición de renovados y fuertes valores. En el libro recurre al ejemplo del jardinero que corta la primera flor de la planta: “en realidad, si el jardinero ha cortado esta primera flor es porque sabe, al hacerlo, que la fuerza de las raíces dará más bríos al crecimiento de la planta; y que, en cambio, si deja la rama ya florecida empobrecerá su vitalidad. La educación por los humanos de un ser humano, niño en trance de desarrollo, corresponde a lo que realiza el jardinero” [5]. Sin embargo Dolto en esencia está refiriendo a una adaptación precaria a una sistema enfermo, cuya consecuencia es terrorífica, ya que está hablando de la hermosa flor en la maceta: en tierra firme, la planta no necesita de poda alguna, la flor crece hermosa y fuerte, se adapta y encuentra su lugar. La planta podada al crecer necesitará del jardinero, abonos e insecticidas durante toda su vida. La planta que crece en su entorno sobrevive libre y en eso radica su belleza y su exuberancia.


W. Reich habla de la coraza caracterológica de forma muy similar a como Winnicott habla del falso self: ”El establecimiento de un rasgo característico indica la solución de un problema de represión, (hace innecesario el proceso de la represión), o cambia una represión en una formación relativamente rígida aceptada por el ego, una vez que se ha establecido” [6] (Reich, 1949) Las defensas del ego llegan por tanto a ser crónicamente activas y automáticas, se transforman en rasgos del carácter.  La concepción que Reich tiene sobre esta coraza incluye la suma total de todas las fuerzas defensivas de represión, que están organizadas en un patrón más o menos coherente dentro del ego.  Desde la primera infancia vamos adoptando diversas fórmulas esquivas para gestionar las emociones, como contener la ira o el llanto, o incluso la excitación y el placer, poniendo una barrera protectora para poder ajustarnos a los mandatos sociales, culturales y/o familiares. Esa barrera para Reich, como para Winnicott, protege al núcleo dañado y susceptible de rotura, en diferentes grados. Igual que nos protege, también impide que fluyan la energía y las sensaciones. Que seamos capaces de confiar y abandonarnos manteniendo una fuerte autonomía.


Sostenemos un equilibrio mediocre que con el paso de los años va en detrimento, a favor de las narcisopatías, las dependencias, adicciones, necesidad de evitar nuestro verdadero self abarrotando nuestro propio tiempo, las depresiones y enfermedades somáticas… Todas estas características de la sociedad borderline [7] en la que transitamos, son desde mi punto de vista, consecuencia necesaria para sostener y dar continuidad a la economía de mercado piramidal. Un efecto secundario a la larga insostenible y de dudosa desembocadura.


Un equilibrio mediocre que genera una fuerte estasis libidinal, que desemboca en un ascetismo energético, intelectual y físico, que deprime todo intento de autogestión y defensa colectiva de derechos esenciales.


El deseo reprimido es pues, a mi entender, el combustible para sostener y desarrollar la “máquina social”, como modelo de producción deseante (Deleuze y Guattari, 1973).


BIBLIOGRAFÍA


- Bechdel, A. “¿Eres mi madre?”. Reservoir Books, 2012.Coll, F.J. “Un viaje por arteterapia”. Ediciones Complutense UCM, 2017.

- Couso, O.M. “El ser estético”. http://www.efba.org/efbaonline/couso-18.htm

- Dolto, F “La imagen inconsciente del cuerpo”. Paidos, Buenos Aires, 1994.

- Deleuze, G y Guattari, F “El Anti Edipo”. Paidós Ibérica S.A., 1985.

- Gibson, J. “Ecological Approach to the visual Perception”. Psychology Press & Routledge Classic Editions.

- Guilford,1950. “Creativity” American Psychologist 5 (9): 444–454.

- Kernberg, O. “Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico”. Paidós, 2010.

- Lacan, J. “El Seminario, Libro IV: La relación de objeto”. Ed. Paidós, Quilmes, 1999, pág. 46.Lacan, J. “El estadio del espejo como formador de la función del yo”.  1935-36

- Montero Ríos, M. “Saltando las olas”. Teoría de los embudos.

- Reich,W. y Schmidt, V. “Psicoanálisis y educación”. Edic. Orbis, S.A, 1985.

- Reich, W “El análisis del carácter”. Paidos Iberica, 1995.

- Saussure, F. “Cours de linguistique générale”. Losada, 2008.

- Winnicott, D.W. “Realidad y Juego”, ed Gedisa, 1996.


NOTAS


[1] En discordancia con la fórmula y definición de la Real Academia  y apelando a que en 300 años de RAE sólo se han ofrecido 13 sillones a mujeres,  utilizo el sustantivo PERSONA para referir al uso genérico de los sexos. Para evitar una lectura farragosa, se omite escribir ‘persona’ en cada alusión, dando por entendido que se sobreentiende: “Las personas amigas” quedará como “las amigas”. Siéntanse incluidas por tanto mujeres, hombres y trans* en esta apelación formal, sin pretensión ninguna de discriminar ni excluir a ninguno de los sexos. Utilizamos el término trans* (Lucas Platero), con asterisco, para subrayar la diversidad de las vivencias de las personas que exceden las normas sobre lo que se prescribe como propio de mujeres y hombres.

[2] Guilford,1950. “Creativity” American Psychologist 5 (9): 444–454.

[3] Lacan, J. “El estadio del espejo como formador de la función del yo”. 1935-36

[4] Saussure, F. “Cours de linguistique générale”. Losada, 2008.

[5] Dolto, F “La imagen inconsciente del cuerpo”. Paidos, Buenos Aires, 1994. p 65-66.

[6] Reich, W “El análisis del carácter”. Paidos Iberica, 1995.

[7] Kernberg, O. “Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico”. Espasa Libros, 2010.

23 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Desgenerada: síndrome de la identidad indignada.

“Nos plantan árboles en la cabeza: el de la vida, el del saber, etc. Todo el mundo reclama raíces. El poder de sometimiento, es siempre arborescente.” Gilles Deleuze. A grandes rasgos podemos decir qu

Abrázame desordenadamente

Si miramos alrededor, vemos edificios, personas, más edificios, más personas, asfalto, más personas. Montañas y rutas en mitad de ninguna parte, con personas. Bajamos al parque un domingo y no hay hue

Sexo y género desde una perspectiva bio-psico-dinámica.

Sobre identidad sexual e identidad de género. La identidad sexual ha estado durante décadas maniatada por el determinismo biológico, empeñadas¹ en relacionar sexo exclusivamente con genitales. Sin emb

bottom of page